Reseña de "Hasta que nos quedemos sin estrellas" por Laura de la Vega
Desde que supe del lanzamiento de Hasta que nos quedemos sin estrellas de Laura de la Vega, mi curiosidad se apoderó de mí. Una historia de amor contemporánea, con un giro sobre la salud mental, parecía prometer reflexiones profundas y personajes complejos. Sin embargo, tras leerla, me encuentro en una lucha interna entre la frustración y la decepción.
El libro gira en torno a Maia y Liam, un par de personajes cuya relación es tan superficial que me hizo desear que pudieran profundizar en sus inseguridades y dilemas. Desde el principio, Maia se presenta como una protagonista cargada de problemas, pero su forma de manejar los conflictos resulta más irritante que empática. Su carácter desbordante de agresividad se convierte en un obstáculo para conectar con ella. Frases cortantes arruinan su carácter y, más que reforzar su independencia, parecen disuadir cualquier atisbo de vulnerabilidad genuina.
Liam, por otro lado, se siente completamente desdibujado. Si bien su papel es el de ser “el salvador” de Maia, su caracterización es tan poco profunda que a menudo me pregunté si estaba leyendo sobre un ser humano o un cartón. La dinámica que se establece entre ellos se vuelve predecible: coqueteos, peleas y reconciliaciones que resultan más cansinas que emocionantes. ¿Dónde está la evolución?
La trama podría haber sido rica en detalles y matices, especialmente al tocar temas serios como la salud mental y la bisexualidad. Sin embargo, estos elementos se sienten forzados y superficiales, como si fueran una tarjetas de presentación más que temas que se desarrollan y exploran. La muerte de la hermana en coma de Maia se siente como un intento de añadir dramatismo sin la profundidad que realmente necesita, convirtiendo lo que debería ser un tema sensible en otro cliché.
En cuanto a la escritura de de la Vega, es bastante accesible y fluida, lo que hace que te lances a las páginas con cierta facilidad. Sin embargo, esta agilidad no es suficiente para salvar el libro. La repetición de frases y ciertos diálogos me hizo chocar contra un muro de cansancio que no se podía evitar. Las escenas eróticas, lejos de ser apasionantes, caen en un terreno incómodo y ridículo que dejó sin palabras.
Como quien dice, este libro podría haber sido una oportunidad maravillosa para explorar la vulnerabilidad humana, pero terminó siendo una representación de relaciones tóxicas y dependientes que no hacen justicia a los temas que pretende abordar.
Recomendaría Hasta que nos quedemos sin estrellas solo a lectores que buscan algo ligero y no les incomode una narrativa predecible. Para aquellos que busquen una profundización en los temas sociales o una representación realista, este libro puede resultar frustrante. Aún así, me dejó reflexionando sobre la importancia de tratar los temas de manera responsable y significativa.
En fin, aunque mi experiencia no fue del todo positiva, siempre hay algo que aprender de cada lectura, incluso de las que no funcionan del todo. Espero que mi reflexión pueda ayudar a otros a decidir si este es un libro que desean explorar.
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