El mapa de los anhelos: Un Viaje Personal de Desencuentros
Desde el momento en que vi "El mapa de los anhelos," un nuevo libro de Alice Kellen, supe que quería compartir mis reflexiones al respecto. Kellen no es una autora desconocida; su habilidad para explorar la juventud y las relaciones ha resonado con muchos, pero en mi caso, mis problemas con este libro son más personales que otra cosa. Al leer la sinopsis, sentí una mezcla agridulce de curiosidad y aprehensión, ya que no estaba segura de ser el público objetivo de la autora. ¿Podría este viaje emocional ofrecerme algo que no había encontrado antes en la literatura juvenil?
La historia gira en torno a Grace, quien ha vivido en la sombra de su hermana, Lucy, una sombra que se alarga aún más tras la fatídica muerte de la joven. A través de un regalo de su abuelo —una caja que contiene "El mapa de los anhelos"—, Grace se embarca en un viaje que la llevará a conocer a Will Tucker, un chico con un pasado que parece oscuro pero que, en mi opinión, se revela más superficial de lo que debería.
En cuanto a los personajes, debo confesar que Grace me resultó profundamente irritante. Este arquetipo de adolescente “única y diferente” me sacó de quicio. Grace se presenta como una figura incomprendida que, a pesar de sus particularidades, parece estar atrapada en un ciclo de autocompasión. Quizás mi frustración proviene de la reciente reflexión sobre la diversidad de experiencias humanas, donde todos somos iguales pero diferentes. Will, por su parte, encarna el cliché del chico atormentado, pero su crisis de identidad, que prometía ser profunda, no me generó la conexión esperada.
El romance entre ambos, narrado a través de los ojos de Grace y Will, se sintió pretencioso y, a menudo, más cercano a una dramaticidad juvenil en lugar de a una conexión genuina. Grace, cuando finalmente se encuentra cara a cara con las imperfecciones y fragilidades de Will, se comporta como una adolescente en pleno berrinche. Y aunque sus interacciones no calaron hondo en mí, mis momentos preferidos fueron aquellos donde se exploró la dinámica familiar. La lucha de la madre de Grace por salir a flote tras la pérdida fue un aspecto que encontré refrescante y necesario.
Kellen intenta contar una historia universal sobre la vida, el duelo y el querer. Sin embargo, a pesar de que comprendo su intención, no logré sentir esa chispa que, creo, otros más jóvenes o con experiencias diferentes podrían encontrar. La falta de conexión emocional entre los personajes, incluida la relación con el abuelo de Grace, dejaba mucho que desear.
Si bien “El mapa de los anhelos” no resonó en mí como esperaba, entiendo que su enfoque en el duelo y la búsqueda de identidad podría ser significativo para otros. Quienes disfrutan de las historias adolescentes que sacan a relucir la lucha interna y la diferencia en la juventud pueden encontrar aquí su propio viaje resonante. Para mí, sin embargo, fue un recordatorio de que no todas las historias están hechas para ser apreciadas por todos.
Si decides sumergirte en este viaje, hazlo con mente abierta; tal vez tú descubras en él lo que yo no pude.